Hace casi una década, en el mismo escenario y con la misma pasión, la selección española de tenis empezaba a escribir su época más gloriosa. Hoy en día es la máxima potencia de este deporte.
Nueve años han pasado ya desde que veíamos a un precoz Juan Carlos Ferrero convirtiéndose en el héroe de Sant Jordi.
Carlos Moyá ofreció su mejor tenis en Sevilla para dar la segunda ensaladera a España. Y el año pasado, un desconocido Verdasco callaba a un país entero (Argentina) con un derechazo de esos que crean afición. Toda final se escribe con pluma, y toda pluma es manejada por un escritor. Ni Ferrer, ni Verdasco –que obtuvieron el punto definitivo en el dobles-, ni siquiera el mediático Rafa Nadal, esta vez quién se ha llevado los galones ha sido David Ferrer.
Un tenista que ya nos ha hecho disfrutar de la furia española levantando partidos en el US Open y a las mejores raquetas del mundo (Djokovic o el propio Nadal). Sólo Federer lo pudo tumbar en la final.
Pero quizás ese último párrafo sea otro libro, el que ahora vende y apasiona es el del póker de ensaladeras. Y es que hace nueve años, cuando España levantó su primera Copa Davis, el alicantino se encontraba disputando un torneo junior. El viernes allanó el camino para convertir su sueño en realidad.
David Ferrer no sólo venció al número uno checo, sino que lo hizo remontando dos sets en contra. 4 horas tuvo que emplear el tenista español para conseguir el segundo punto de la final. Ferrer lloró, incluso, tras la finalización del segundo envite y se tuvo que ir a los vestuarios, porque algo le pasaba. Nadie sabe lo que le sucedía pero estaba en off. Pero luego, al inicio del tercer set todo cambió.
Verticalidad, pasión, casta y quizás un sin fin de adjetivos más que se merece este gran tenista. El tenista de la perseverancia. David Ferrer… esta ensaladera es tuya.
Nueve años han pasado ya desde que veíamos a un precoz Juan Carlos Ferrero convirtiéndose en el héroe de Sant Jordi.
Carlos Moyá ofreció su mejor tenis en Sevilla para dar la segunda ensaladera a España. Y el año pasado, un desconocido Verdasco callaba a un país entero (Argentina) con un derechazo de esos que crean afición. Toda final se escribe con pluma, y toda pluma es manejada por un escritor. Ni Ferrer, ni Verdasco –que obtuvieron el punto definitivo en el dobles-, ni siquiera el mediático Rafa Nadal, esta vez quién se ha llevado los galones ha sido David Ferrer.
Un tenista que ya nos ha hecho disfrutar de la furia española levantando partidos en el US Open y a las mejores raquetas del mundo (Djokovic o el propio Nadal). Sólo Federer lo pudo tumbar en la final.
Pero quizás ese último párrafo sea otro libro, el que ahora vende y apasiona es el del póker de ensaladeras. Y es que hace nueve años, cuando España levantó su primera Copa Davis, el alicantino se encontraba disputando un torneo junior. El viernes allanó el camino para convertir su sueño en realidad.
David Ferrer no sólo venció al número uno checo, sino que lo hizo remontando dos sets en contra. 4 horas tuvo que emplear el tenista español para conseguir el segundo punto de la final. Ferrer lloró, incluso, tras la finalización del segundo envite y se tuvo que ir a los vestuarios, porque algo le pasaba. Nadie sabe lo que le sucedía pero estaba en off. Pero luego, al inicio del tercer set todo cambió.
Verticalidad, pasión, casta y quizás un sin fin de adjetivos más que se merece este gran tenista. El tenista de la perseverancia. David Ferrer… esta ensaladera es tuya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario